No solo celebramos una fecha histórica: recordamos el coraje de aquellos hombres que, con fe en Dios y amor por la Patria, decidieron romper las cadenas del dominio extranjero para forjar una Nación libre y soberana.
No fue una independencia vacía ni relativista. Fue una declaración de principios: Dios, Patria, Familia y Libertad.
Hoy más que nunca, en un mundo que intenta borrar nuestras raíces y confundir nuestras convicciones, tenemos el deber de defender aquello que nos dio identidad y sentido.
Que el ejemplo de Tucumán nos inspire a seguir luchando por una Argentina con valores, con memoria y con destino.
¡Viva la Patria!